HERRAMIENTAS
Lápiz dermal
¿En qué consiste?
El lápiz dermal es un dispositivo que trabaja mediante microestimulación de la piel a través de pequeñas corrientes eléctricas o microagujas muy finas (según el modelo), con el fin de activar procesos de regeneración celular y estimular la producción de colágeno y elastina. Su uso permite mejorar la apariencia de la piel, favorecer la absorción de principios activos y acelerar procesos de recuperación en determinadas zonas.
Durante la sesión se aplican impulsos localizados en la superficie cutánea, lo cual es seguro, no invasivo y prácticamente indoloro. Para un mejor resultado se recomienda:
- Acudir con la piel limpia y sin maquillaje.
- Evitar cremas o aceites antes de la sesión.
- Seguir las recomendaciones posteriores (uso de protector solar, hidratación, evitar exposición solar inmediata).
¿Para qué sirve?
El lápiz dermal se emplea tanto en estética como en rehabilitación de tejidos superficiales, con múltiples aplicaciones:
- Atenuar líneas de expresión y arrugas finas.
- Mejorar la textura y el tono de la piel.
- Favorecer la regeneración de cicatrices y marcas de acné.
- Disminuir manchas cutáneas e hiperpigmentaciones.
- Acelerar la recuperación de tejidos tras lesiones superficiales.
- Potenciar la eficacia de tratamientos tópicos gracias a una mejor absorción.
Más información
Estimula la producción natural de colágeno y elastina.
Mejora la oxigenación y circulación sanguínea local.
Favorece la regeneración celular.
Aumenta la firmeza y elasticidad de la piel.
Rejuvenece el aspecto cutáneo de manera progresiva.
Permite resultados visibles sin necesidad de procedimientos invasivos.
No se recomienda su uso en los siguientes casos:
- Presencia de infecciones, eccemas o heridas activas en la piel.
- Enfermedades dermatológicas graves no controladas.
- Pacientes con marcapasos o implantes eléctricos.
- Embarazo y lactancia (según valoración profesional).
- Piel extremadamente sensible o con reacciones alérgicas frecuentes.
Se aconseja especialmente en:
- Personas que desean mejorar la calidad y luminosidad de la piel.
- Tratamientos complementarios para reducir cicatrices o estrías.
- Pacientes con signos de envejecimiento prematuro.
- Personas que buscan alternativas no invasivas a la cirugía estética.
- Procesos de mantenimiento en programas de rejuvenecimiento facial y corporal.